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El montaje político que es la Mesa Prohospital de Benavente, se empieza a descomponer a pasos agigantados, dejando ver, ademas, el talante de algunos de sus cabecillas. Hace unos días fue el sindicato Comisiones Obreras en disentir de la postura de la Mesa, mostrándose a favor de la reforma del actual Hospital Comarcal proyectada por la Junta de Castilla y León, por considerarla positiva para los habitantes de Benavente, además de criticar la forma de actuar de la Mesa en muchas de sus decisiones. Poco después fue la UPL la que también se manifestó a favor de la reforma del Hospital. Ambas formaciones recibieron furibundos ataques del Alcalde de la ciudad y Secretario Provincial del PSOE, Manuel Garcia Guerra, pues veía como se le caía una de las armas políticas que ha usado para llegar a ser Alcalde de la ciudad.

Sin embargo no menos sorprendente que la actitud del Alcalde socialista de Benavente, lo es la de la propia Mesa que en su reunión de ayer aseguró que expulsará de la Mesa a aquellos que digan lo que piensan, si eso no es lo que piensa la Mesa, evidenciando una inexistente democracia interna, y poniendo de manifiesto que su autentica finalidad no es mejorar la sanidad de Benavente sino el ser un intrumento político al servicio del PSOE.

Otra joya democrática de la Mesa y de su Portavoz es que se «opondrá» e «impedirá» la reforma previstaen el Hospital Comarcal, sea esta «legal» o «ilegal». El problema de la Mesa es que olvida que no tienen la única legitimidad que en democracia se puede tomar para ese tipo de decisiones y que es la legitimidad de las urnas, una Mesa antidemocrática, que emenaza con expulsar a los miembros que no defiendan el pensamiento único, al servicio del PSOE y que se cree representante de los benaventanos sin que nadie los haya elegido es un engendro que no se merecen los habitantes de Benavente.